PLUMAS CITADINAS: REALIDADES DE UNA CIUDAD NEOTROPICAL

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Por: Daniel Pineda Vera

Y antes que nada, ¿qué es una ciudad neotropical? Pues bien, Tuxtla Gutiérrez posee esta característica debido a que se encuentra en la región tropical del continente americano, región que muchos científicos denominan el “neotrópico”. Vivir en este contexto, relativamente más húmedo y notablemente más cálido que otras ciudades más al norte en nuestro continente, implica que, aunque nos cueste asimilarlo o visualizarlo, tenemos el privilegio de coexistir día a día con una riqueza biológica -o biodiversidad- vastísima.

Tan sólo en el área urbana de Tuxtla Gutiérrez, se estima que existen 200 tipos distintos de aves, desde fugaces colibríes y cenzontles con melodiosos cantos, hasta halcones tenaces y lechuzas de silueta fantasmagórica. Convivir con esta biodiversidad es un privilegio, sí, pero también es un enorme compromiso y una responsabilidad que debemos asumir, para asegurar el bienestar tanto de la naturaleza, como de nosotros mismos, lo cual es un beneficio muto y recíproco.

Actualmente, nos encontramos ya en la temporada de lluvias, y en los últimos esfuerzos de cientos o miles de aves que en la primavera dispusieron toda su atención en el cortejo, construcción o reparación de nidos, incubación de huevos y crianza de los polluelos. Hay nidos por todos lados, y de todos los tamaños y formas: unos son el típico nido en forma de plato, hecho con ramitas y hojas; otros, son una proeza que cualquier costurera envidiaría, pues sin manos, ni agujas, algunas aves tejen nidos colgantes en forma de gota que cuelgan de árboles y cables, soportando fuertes vientos, la inclemente lluvia, y el tórrido sol de medio día; también, hay especies que utilizan huecos en los árboles, casi siempre dejados por los pájaros carpinteros.

Por este motivo, no es sorpresa que durante los meses de mayo, y hasta julio, encontremos polluelos en el suelo, despertando la empatía de muchos que, con la mejor de las intenciones, queremos “salvarlos”. El ser humano tiene implantada la idea de que puede de intervenir en cualquier situación, y con ello, mejorar las cosas: salvar, limpiar, ordenar, etc. Muchas veces esto es un error. ¿Por qué? Para el caso puntual de los polluelos en el suelo, sucede algo muy interesante: existe una etapa en el desarrollo de las aves, en que se les denomina “volantones”, es decir, polluelos que ya abandonaron el nido, y están aprendiendo a volar, pero siguen siendo asistidos por los padres, quienes los alimentan y vigilan constantemente.

Muchas veces, al ver un polluelo nos acercamos, sin observar que, en las inmediaciones, están uno o dosadultos que lo cuidan. Claro está, por precaución, ellos no se acercarán hasta que la persona se retire. En estos casos, es mejor observar con cautela, y si los padres continúan cerca, nunca interferir. Si lo hacemos podemos causar daños irreversibles, puesto que muchas veces no tenemos la más mínima idea de cuáles son los cuidados necesarios para hacer que un polluelo prospere. Muchas personas los alimentan con semillas, papillas, masa de tortilla o pan, y esto es un gravísimo error, ya que la mayoría de las aves, independientemente de su dieta en la edad adulta, son alimentadas con insectos cuando son jóvenes. Alimentarles con semillas, harinas o pastas, puede causarles obstrucciones en las vías respiratorias, digestivas o cuando menos, no les proveerá de las grasas y proteínas que sí pueden obtener de los insectos que cuidadosamente seleccionan sus padres para ellos.

¿En qué casos sí intervenir? Sólo en aquellos donde los polluelos hayan caído del nido por un incidente, y se encuentren aún carentes de plumaje, o sin los ojos abiertos, es decir, poco desarrollados. También, es válido intervenir cuando perros o gatos, e incluso, personas imprudentes, representan un peligro real para estas aves. Y claro: cuando el ave se encuentra en un espacio cerrado del cual no puede salir, o cuando ésta se encuentra herida o notablemente enferma: con las alas caídas, rasando el suelo, con movimientos torpes, y cabizbajo. En estos casos, también, es preferible acercarse con especialistas (biólogos, médicos veterinarios especializados en fauna silvestre), e intentar no molestar al ave, evitando pasar cerca de ella o hacer movimientos bruscos o sonidos estridentes que les generen estrés. De esta manera, evitamos que las aves se desgasten y puedan ser atendidas de manera oportuna por personas capacitadas.

Desde el #TeamHeliomaster, podemos recibir y atender situaciones de éste tipo, redirigiendo o remitiendo a las aves según su condición (polluelo, herida, enferma); o bien, también recomendamos ampliamente contactar con nuestros aliados de Tivú AC, liderados por la MVZ Elsy Cabrera, quien tiene una vasta experiencia en el manejo, rescate y rehabilitación exitosa de aves silvestres.

Conocer nuestra biodiversidad, empatizar con ella, comprenderla, ser respetuosos y apoyarse en especialistas, son los pasos importantes a seguir, para asegurar una coexistencia armoniosa y así, tener una ciudad habitable, segura y próspera para todos los que la habitamos, humanos y no humanos. Si quieres conocer más sobre nuestra biodiversidad, te invitamos a participar en las actividades del #TeamHeliomaster. Vive, disfruta y conoce una perspectiva emocionante y salvaje de Tuxtla Gutiérrez.

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